29.7.11

El Café de las Horas, un exceso con gusto

Fernando Ortuño se detiene, en la nueva entrega de Estilo de vida, sección de La cartelera de Levante-EMV en la que colabora el CDICV, en el Café de las Horas, "que ofrece el espíritu bohemio en combinación con el estilo victoriano y una luz tenue que, combinada, con el rojo caldera predominante, nos recuerda a la cafeterías de antaño".

"El Café de las Horas, dentro del aparente caos que nos puede transmitir inicialmente su decoración, consigue un difícil equilibrio que lo hace un sitio agradable para estar, con un ambiente entre teatral y algo irreal, retraído a un encuadre de principios del siglo pasado y con cierto aire romántico".

22.7.11

Flash Flash, homenaje al Kubrick de "2001"

"Flash Flash es un local moderno, fresco y sintético que recupera para Valencia el espíritu del mítico local barcelonés de los años setenta, vinculado a la cultura cinematográfica, y punto de reunión de la Gauche Divine". Así describe Fernando Ortuño este espacio en la sección Estilo de vida de La Cartelera de Levante-EMV, inspirado en la guía urbana de Valencia editada por el CDICV.

Heredero del local diseñado por Federico Correa y Alfonso Milá en la ciudad condal, el blanco es el color predoiminante, "con el único contraste en sus paredes de la reportera gráfica fotografiada por Leopoldo Pomés, pintada en negro; en su pavimento, matizando esta transición, el linóleo gris; y como ruptura absoluta, sus baños, resueltos en formica rojo brillante en el de hombres y tapizado en moqueta del mismo color, el de mujeres".  

20.7.11

V aniversario de DI: entrevista a Mariscal

Javier Mariscal participó en el treinta aniversario del CDICV con la conferencia Las proporciones estupendas. A través de un espectáculo protagonizado por dos marionetas, en el que también se incluyeron vídeos, música y proyecciones animadas, Mariscal ofreció su particular visión del diseño. Esta entrevista se publicó, más extensa, en febrero de 2008.


Ha participado en el 30 aniversario de la creación del Colegio de Diseñadores de Interior ¿Cómo ha evolucionado el interiorismo en estas tres décadas?
Por una parte, ha evolucionado como la sociedad. Hace treinta años ya existía la profesión de decorador o interiorista. Había buenísimos ejemplos en cafeterías, farmacias, tiendas, despachos. En Valencia hubo un auge, sobre todo a partir de la riada de 1957, que fue como un elemento mágico de cambio radical. Muchos locales se tuvieron que renovar y nació el plástico, el fluorescente, el neón. Cogió muchísima fuerza el estilo funcional, moderno, empezó a imponerse el muebles nórdico y todos los industriales tuvieron que reciclarse. De eso hemos pasado a la democratización actual. Somos una sociedad más grande, mucho más sofisticada, rica. Es difícil que alguien abra un espacio público sin que haya detrás un proyecto y un profesional dirigiéndolo.

¿Cómo influye el diseño en la sociedad?
El diseño es la respuesta a una sociedad cada vez más sofisticada, más rica y que necesita un cierto nivel. Antes era más reducido el campo de trabajo de interiorismo, poca gente encargaba un proyecto a un interiorista, que contaba con un buen equipo de industriales que resolvía muy bien; ahora, el 90% de los locales públicos que se abren demandan la colaboración de un interiorista, pero el trabajo se ha industrializado más, prima el presupuesto, priman unos calendarios locos, se construye con mucha prisa. Hay en la profesión una sensación agridulce, tienes que poner muchísima energía en encontrar buenos industriales que te resuelvan las cosas. Se ha perdido muchísimo el oficio.

¿Por qué ocurre esto?
La sociedad ha evolucionado así. Antiguamente, las casas no se cerraban. Hoy todas tienen alarmas y sistemas de seguridad. Ha mejorado el nivel de vida económico, pero al mismo tiempo se han perdido muchos valores. No soy nostálgico, hay cosas mejores y peores, pero en cualquier proyecto mío lucharé hasta la muerte para no meter una ventana corredera. Abrir una ventana hacia dentro es un gesto cultural fortísimo, donde haces que el exterior entre en el interior, mientras que la ventana corredera es como si abrieras o cerraras la puerta de una celda, un gesto horroroso que además te deja la mitad de la ventana siempre ciega. Las proporciones han cambiado y se parecen más a ventanillas de coche, a la tipología de hueco de ventana de cárcel o cuartel. Se han perdido unas proporciones más humanas, cultas, agradables, y se ha ganado en eficacia, que es lo que prima: más barato y mejor mantenimiento.

¿El problema es sólo del presupuesto o también de algunos diseñadores?
No creo que sea cuestión de diseñadores. Todo el mundo tenemos un ama de casa dentro, preferimos el flan de la abuela al de Danone. Si aceptas un encargo, tienes que entender cuál es el problema del cliente y solucionárselo gestionando los recursos con los que cuentas. Cuando diseñas un espacio privado, tienes que escuchar mucho más al cliente, no le puedes hacer un espacio en el que se pueda sentir aturdido. No acepto el concepto del diseñador como un dictador.

¿Qué debe tener un encargo para que consiga motivarte, qué te lleva a aceptarlo o rechazarlo?
Primero, que en el estudio seamos capaces de realizarlo. Y que haya un mínimo de comunión con el cliente. Es una relación muy parecida a un noviazgo, te llevas bien, se tiene que enamorar de tu estudio, tiene que haber una confianza, un cruce de intereses. Yo pongo la música y tú pones la letra. Una escobilla para limpiar la mierda, en primer lugar tiene que hacer esa función; y si además puedes introducir, con el color, la forma, una cierta ironía, una belleza, algo divertido, ayudas a que el día a día de mucha gente sea un poco mejor, más agradable.

¿Te resulta fácil conciliar el proceso creativo individual con el trabajo en equipo del estudio?
Siempre se trabaja con equipos. Son procesos industriales en los que entran muchos equipos: financieros, técnicos, de marketing. En todo un proceso hay continuamente muchas limitaciones y el primer limitado eres tú. Nacemos un poco miopes, un poco tuertos, mancos y cojos, y necesitamos pies, manos, que son el equipo.

El Estudio Mariscal es multidisciplinar ¿En qué disciplina se siente más cómodo para diseñar?
La sociedad tenemos tendencia a hacer un mueble con muchos cajoncitos y en cada uno ponemos un letrero distinto: arquitectura, pintura, dibujo. De pequeño imaginaba que cambiaba los letreros, mezclaba lo que había dentro los cajones. Siempre me ha gustado mucho remezclar y pensar que estas fronteras no existen. Organizamos así nuestro pensamiento y necesitamos ese orden, porque si no sería un caos absoluto.

Últimamente, habéis recibido numerosos encargos procedentes de Valencia ¿Tiene predilección por trabajar en tu ciudad natal o le da igual? 
Por más que puedas distanciarte de tu familia y tu ciudad, cuando naces y vas desarrollando tu cerebro, tu sensibilidad, el entorno te marca para toda la vida. Quieras o no, para bien y para mal. Con Valencia tengo una relación de amor y odio, más de amor que de odio, como pasa con todas las cosas que quieres. Yo soy muy dado a la crítica y lo que quiero mucho lo critico mucho. Pero hay un gran amor, tanto amor que a veces te da vergüenza. Trabajar en Valencia es muy agradable, porque además tienes todos los códigos, lo entiendes muy bien.

¿Le gusta el desarrollo urbanístico de Valencia?
Ha habido un crecimiento desmesurado, con una falta bestial de previsión  y de sensibilidad, sobre todo hacia la huerta. Es muy doloroso ver que, de repente, en una zona creada hace millones de años, con una tierra de sedimentos muy potente, un clima maravilloso, una biodiversidad acojonante, venga una máquina y en quince días lo desgarre y planten un edificio de demasiadas alturas donde los espacios son mínimos y es todo cemento, no hay parque. Habría que pensar en nuestros nietos y bisnietos. Creo que hay una falta de sensibilidad bestial en la sociedad y en los políticos, una sensibilidad primitiva y muy destructora. Los valores ecológicos, de felicidad, amistad, cariño, no se cuantifican. El valor de un árbol de cien años no se cuantifica, cuando sí se debería. Valencia es el espejo de la sociedad en que vivimos. Pero pasa aquí y en todas partes.

¿Qué te parece la Ciudad de las Artes y las Ciencias?
Con todo mi respeto hacia Calatrava, pienso que una persona de su sensibilidad, proyección e inteligencia, que ha aportado muchos valores de innovación y de creación, ha hecho de sí mismo su peor enemigo. Todo el proyecto del cauce del Turia es lo más parecido a los postres que te daban antiguamente en las cafeterías: al flan le ponían nata, tres bolas de helado, cuatro guindas, sirope, chocolate líquido y encima un adorno, cuando el flan solo ya estaba muy bueno. Me da mucha pena porque está demostrando que tiene unos grandes valores, está luchando por crear un entorno mejor, más bello, trabaja muy bien la luz. Yo antes de hacer la Ciudad de las Artes y las Ciencias hubiera invertido en el metro, en ferrocarriles, en ordenar la periferia, en proteger Alboraya y la huerta, en desarrollar mejor el Puerto de Sagunto, en trabajar el área urbana de Valencia como todo un ente.

15.7.11

La Sucursal, continuidad geométrica

La sección Estilo de vida, de La Cartelera Levante-EMV, en la que colabora el CDICV a través de Fernando Ortuño, se detiene esta semana en La Sucursal, el restaurante ubicado en el IVAM, diseñado por Julián Esteban y remodelado y reamueblado por Vicente Martínez hace ocho años.

La sala del local es un espacio de planta cuadrada proporcionado y marcado en su distribución por cuatro pilares cilíndricos y el vano de la escalera. sus cuatro paredes están pintadas en blanco, con una rasgadura de cristal en su fachada que nos deja ver el exterior sin perder su intimidad y que continua en el resto de las paredes con un cristal combinado espejo y mate, que nos dan una continuidad geométrica. Los otros dos plano, techo y suelo, están resueltos en madera oscura y color negro respectivamente, convirtiéndolo en un espacio amplio y cálido a la vez.
"En La Sucursal encontramos un espacio donde disfrutar de la buena cocina, impregnado de su entorno, amplio, cálido, silencioso, y que nos transmite una sensación de bienestar que nos invita a una larga sobremesa", escribe Ortuño.

11.7.11

Carmen Baselga: "Nunca se tiene que proyectar para ganar un premio"

El Colegi de Dissenyadors d’Interiors i Decoradors de Catalunya (CODIC) celebró el pasado 22 de mayo, dentro de las actividades del Salón Construmat 2011, un encuentro profesional que, con el título Reformar o proyectar, sometió a debate diferentes temas que afectan actualmente al profesional del diseño de interiores. Ética profesional, responsabilidad del proyecto, materiales y la visibilidad ante la sociedad fueron algunos de los aspectos tratados durante la mesa redonda donde cinco diseñadores de interiores de cinco provincias diferentes dieron su opinión. Moderada por Jordi Galiana, gerente de Dornbracht, contó con la participación de Carmen Baselga, decana del CDICV, quien estuvo acompañada de María Encarnación Mena, presidenta del Consejo General de los Colegios Oficiales de Decoradores y Diseñadores de Interior, y los también interioristas Andrés Laspalas, José Ángel Obeso y Pau Altamirano.



Planteada la pregunta si se debe rechazar proyectos por motivos éticos, Baselga respondió: “Yo entiendo la ética a la hora de proyectar, ser honrado y no prescribir cosas que no hace falta. Se tiene que ser ético con el proyecto y siempre tiene que haber unos mínimos que cumplir. Si no somos éticos, ¿cuál será nuestro futuro?”. Sobre la conciencia ecológica, la decana dijo que ésta “pasa por el sentido común. No me parece bien esta moda, quizás inducida, porque siempre tiene un doble discurso: no se puede hacer esto, pero en cambio se construye en desiertos, por ejemplo. Lo más importante es trabajar siempre desde el sentido común y esto implica evitar un consumo excesivo”. Para María Encarnación Mena, “la conciéncia ecológica cada vez es más grande. Se tiene que pensar en las nuevas generaciones”.


Sobre la importancia de los premios en la profesión, Baselga opinó que “nunca tiene que ser un punto de partida. Siempre es un reconocimiento a posteriori y, evidentemente, si consigues un premio podrás difundir más tu trabajo, pero nunca se tiene que proyectar para ganar un premio”. Para José Ángel Obeso, decano del Colegio de Vizcaya, “el premio es el cliente fiel que reconoce mi trabajo”.

La decana del CDICV fue muy crítica con la percepción que la sociedad tiene de la profesión. “La gente tiene una idea muy concreta de nuestro trabajo. Piensa que es un trabajo muy superficial y que no va más allá del color y la forma. Hay que provocar un cambio de mentalidad entre las personas”. Sin embargó, reivindicó el trabajo, en este sentido, que está desarrollando el Colegio de Diseñadores de Interior de la Comunidad Valenciana para revertir esta imagen. “Hemos luchado mucho mediante acciones interesantes que han permitido captar al profesional. Pero también es cierto que la obligatoriedad no se acaba de entender”.

8.7.11

Carosel, un rincón con raíces en la tradición valenciana

Fernando Ortuño escribe, en su sección semanal en La Cartelera de Levante-EMV, sobre Carosel, restaurante de la Ciutat Vella de Valencia. Otro espacio reseñado en la guía urbana editada por el CDICV. En este local, "las plantas mediterráneas, los azulejos de la barra y los capazos de esparza en las paredes son claros herederos de la cultura valenciana"".
El suelo del local está resuelto con cemento pulido en su color gris original, sus paredes con el color blanco como predominante y con un piedra oscuro en la parte posterior del comedor. "En Carosel encontramos un local amable y un proyecto bien resuelto donde la calidad del diseño se muestra en sí misma y no en el valor intrínseco de sus amteriales". 

1.7.11

MOBISA, punta de lanza del diseño en Valencia

“A simple vista, Martínez Medina puede parecernos solo una tienda de muebles, pero tras este nombre encontramos una palabra: innovación. Esta familia, amantes del diseño por cultura, y no por moda, inicialmente como fabricantes de mobiliario de oficina y, posteriormente, con la incorporación de la distribución de mobiliario para el hogar, es una de las principales puntas de lanza del diseño en nuestra ciudad”. Así empieza el artículo de Fernando Ortuño en La Cartelera de Levante-EMV, que cada viernes nos trae un espacio diferente de la guía urbana editada por el CDICV.
"El local, como sus muebles, se nos muestra sobrio, elegante, y simple a nivel de líneas, pero con toda la carga emocional de quien sabe hablar de diseño. Su fachada, respetuosa con la arquitectura, es clara y honesta, y deja ver su interior. Una vez dentro, el espacio se nos ofrece diáfano, respetando toda la altura del local y utilizando únicamente, como separador de su escaparate, un visillo blanco. El mobiliario se expone en un desorden muy calculado, en ambientes sin aglomeraciones, donde las piezas respiran y se exhiben con la dignidad que requiere el trabajo de diseño y la elaboración que hay detrás de ellas. Los techos y las paredes, pintados de blanco, roto en sus escaparates por la propia piedra de la construcción y en algún punto más por alguna superficie pintada de color, pero con la única función de producir contraste. La iluminación, puramente técnica y apoyada por lámparas que forman parte y se integran en los ambientes. En esta planta y completando su espacio, encontraremos dos escaleras también de estructura metálica y madera, que nos dan acceso, en el sótano, a su outlet, y en su primera planta, a un espacio dedicado únicamente al mueble de oficina, donde podremos encontrar la misma constante que en su planta principal".

 "Martínez Medina ha sido y es, sin duda, un referente para cualquier amante del diseño", concluye Ortuño.